Tres trasplantes, una historia de esperanza: el camino de Lisa Myers frente a la enfermedad renal

February 13, 2024

En 1995, Lisa Myers notó una hinchazón inusual en los pies y los tobillos. Al día siguiente, su orina tenía un aspecto espumoso, un síntoma de enfermedad renal. Su médico encontró proteína en la orina, una señal de alerta, y la refirió con un nefrólogo. Tras una biopsia, fue diagnosticada con síndrome nefrótico, un trastorno que daña los filtros de los riñones.

Una biopsia

Tras una biopsia, fue diagnosticada con síndrome nefrótico, un trastorno que daña los filtros de los riñones.

“Coloqué los pies en alto esa noche para ver si me ayudaba. No fue así y mi orina parecía agua con jabón a la mañana siguiente”, dijo Lisa. “Fui al médico. En un análisis de orina, se detectaron proteínas, un signo de problemas en los riñones, y mi médico me refirió a un nefrólogo”. 

Con solo 30 años, Lisa optó por seguir adelante y cuidar su salud renal. Durante una década mantuvo su función renal con dieta para pacientes renales, ejercicio y medicamentos.

“El síndrome nefrótico aparece cuando las unidades de filtración de los riñones están dañadas. La inflamación y la presencia de burbujas en la orina fueron síntomas de deterioro de la función de los riñones, señaló Lisa. “Sentí que solo había dos maneras de avanzar: deprimirme o seguir viviendo. Decidí seguir viviendo. Me gradué de enfermera registrada y controlé la salud de los riñones durante diez años a través de la dieta, el ejercicio y los medicamentos”.

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El inicio de la diálisis y el primer trasplante

En 2005, antes de un viaje, su médico confirmó lo que Lisa sospechaba: sus riñones estaban fallando. Comenzó diálisis peritoneal y se unió a la lista de espera para trasplante de riñón. Cuatro meses después recibió su primer riñón de un donante fallecido.

“Tenía el presentimiento de que mis riñones estaban fallando. Cuando mi nefrólogo dijo que teníamos algo importante que hablar cuando regresara de mi viaje, lo sabía”. Lisa contó: “Después de mis vacaciones, comencé diálisis peritoneal e ingresé en la lista de espera de trasplantes renales”. 

Durante tres años, disfrutó de una mejor calidad de vida, pero luego los síntomas de fatiga y depresión revelaron una triste realidad: el trasplante había fallado. Regresó a la diálisis.

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El segundo trasplante: una comunidad unida

Sus compañeros de trabajo se ofrecieron como donantes vivos de riñón. Lisa Malesky fue la mejor opción: una donante universal. Sin embargo, antes de la cirugía, Lisa fue diagnosticada con epidermólisis bullosa adquirida (EBA), una rara enfermedad autoinmune.

A pesar de complicaciones graves y una nueva cirugía, el segundo riñón también falló. Lisa decidió retirarlo y volver a la diálisis, pero no perdió su espíritu de lucha. Honró a la familia de su donante organizando un fondo de becas para su hijo fallecido, miembro de la Guardia Costera.

La tercera oportunidad: un nuevo comienzo

En 2018, al terminar su maestría, Lisa decidió unirse a la lista de espera de otro centro de trasplantes. Este equipo revisó su historial y determinó que sus riñones anteriores no fueron rechazados por su cuerpo, sino por complicaciones externas.

“Decidí hacerlo. En el momento en que entré al nuevo centro, sabía que todo iba a salir bien. Fueron muy solidarios y me brindaron toda la información necesaria”, mencionó Lisa. “Revisaron mi historia clínica y determinaron que mi último riñón falló por pérdida de sangre y no por rechazo. Esto era importante. Mi cuerpo no había rechazado dos riñones. Me dio la esperanza de que mi próximo trasplante funcionaría”.

Después de una larga espera y con dudas por sus experiencias anteriores, Lisa recibió un nuevo riñón. Cuando despertó de la cirugía y vio una bolsa llena de orina, supo que esta vez el trasplante estaba funcionando. Fue la primera vez en una década que pudo orinar sin asistencia.

“Cuando sacaron el catéter, oriné por primera vez en una década. Fue entonces cuando sentí que: después de diez años de diálisis, con un trabajo de tiempo completo y estudiando, iba a ser libre otra vez. Supongo que podría decir: “La tercera es la vencida para mí”. Lisa contó: "Después de la recuperación, mi centro de trasplantes me honró con una invitación para hablar con su personal, reconociendo mi experiencia como paciente y profesional”.

Hoy: cuatro años después

Lisa lleva cuatro años con su nuevo riñón funcionando. Es enfermera escolar, voluntaria en su comunidad y ha comenzado terapia para trabajar su salud mental. También escribe un libro sobre su experiencia y participa como mentora en NKF Peers, un programa que ofrece apoyo para personas con enfermedad renal.

La historia de Lisa y la lucha contra la enfermedad renal

TemaResumen Clave
Primer síntomaHinchazón en pies y orina espumosa: síntomas tempranos de enfermedad renal.
DiagnósticoSíndrome nefrótico, tratado con dieta, ejercicio y medicamentos por 10 años.
Primer trasplante (2005)Riñón de donante fallecido. Duró 3 años. Regresó a diálisis por insuficiencia renal.
Segundo trasplante (2009)Riñón de donante vivo. Complicaciones por enfermedad autoinmune. Riñón falló.
Tercer trasplante (2018)Nuevo centro. Trasplante exitoso. El riñón sigue funcionando cuatro años después.
Apoyo emocionalParticipa en NKF Peers, recibe terapia y escribe un libro para ayudar a otros pacientes.
Mensaje inspirador“No se rinda. Hay esperanza. Aunque esté en diálisis, puede lograr sus metas”.

Recursos disponibles

Mentoría, y asistencia para personas con enfermedad renal en NKF Cares y NKF Peers en Español.

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